Por eso siento que tenemos que hablar de lo que ellos no hablan.
Con esta preocupación, frente a «la realidad que ocultan los funcionarios» (dice ahora JAD como si quisiera orientar mi escrito), decidimos la semana pasada armar una mesa cerradita, sin público ni prensa, con buenos y amigables economistas que se prestaron a venir a conversar sobre nuestro presente y nuestro corto plazo, para ayudarnos a entender hacia adonde va la ECONOMIA y la Argentina.
No pudo ser mejor. Un excelente intercambio, con buenos diagnósticos, diversas miradas (así eran nuestros invitados, diversos en lo político y también en sus especializaciones). Pero, además, pudimos terminar con algunas interesantes conclusiones y caminos. Me gusta más esta expresión que decir que terminamos con propuestas.
Una definición de una de las participantes me pareció especialmente descriptiva, profunda y severa: «No estamos frente a crisis terminal. Estamos frente a una mala praxis política».
Lo que se necesita es un programa económico, integral y sustentable, que incluya los temas estratégicos como la energía, el transporte, el sistema federal o la educación.
Haber terminado con la manifestación de voluntad de repetir, profundizar, ampliar, es todo un mensaje. Vamos camino a preparar a nuestro Frente para la gestión del gobierno. Y así es como se empieza. Pero también esto habla de las justificaciones de nuestra preocupación.