Cuando se expropió YPF y el estado compró el 51% de las acciones, se dijo que nos íbamos a beneficiar de la «renta energética». Hasta ahora, fue exactamente al revés. El estado y los consumidores estamos subsidiando a YPF. Es la empresa que recibe una renta de la sociedad. Van unos ejemplos.
En un año, los consumidores pagamos alrededor de 3.000 millones de dólares a las petroleras. ¿Por qué? Porque el precio del petróleo crudo en nuestro país es superior al internacional. Hoy el barril del crudo está fluctuando en el mundo entre los 40 y los 50 dólares por barril. En la Argentina, desde este año, se acordó que las empresas petroleras le cobren a las refinerías 75 dólares por barril. Este implicaría una diferencia de 25 dólares por barril: para un precio del barril de 50 dólares y un costo interno de 75. Son casi 8 millones de dólares por día de transferencia de «renta» de los consumidores a las empresas. En un año, 3.000 millones de dólares. El gobierno dice que sostiene el precio del barril para beneficiar a las provincias petroleras. Esto es parcialmente cierto. Las provincias se benefician porque cobran el 12% de las regalías. Entonces les conviene si el barril se vende a 75 dólares en lugar de 50. Pero las petroleras reciben el restante 88% de las regalías. O sea, se benefician más las petroleras que las provincias.
-Subsidios al Gas Natural. Hay un programa que se llama Plan Gas por medio del cual se pagan subsidios a todas las petroleras. YPF es la más beneficiada. En 2013 recibió $ 5.000 millones por este concepto. En 2014 recibió $ 8.000 millones sobre un total anual para toda la industria de $ 11.000 millones de pesos. YPF se ve proporcionalmente más beneficiada que el resto de las empresas, no tanto por su mejor desempeño, sino porque las condiciones que el estado fijó en los acuerdos con las petroleras le dio mejores condiciones que al resto.
Naftas y gasoil, desde que se expropió YPF (mediados de 2012), aumentaron mucho más que la inflación. Por el efecto de estos aumentos, hoy la Argentina tiene combustibles líquidos muy caros. Salvo Uruguay, los más altos de América Latina. Más caros incluso que muchos países de Europa.
Para que YPF vuelva a estar al servicio de los argentinos, proponemos:
-Mantener la actual estructura de capital y cambiar el gerenciamiento. Definir el rol de YPF en función de las necesidades del país y no de sus propios resultados.
-Diseño de un Programa federal de exploración y explotación de hidrocarburos que, junto con los estados provinciales, contemple la participación de las empresas energéticas provinciales, de YPF y de empresas privadas. El objetivo será poner en valor las distintas cuencas sedimentarias para maximizar las oportunidades de inversión en el sector.
-YPF conseguirá fondos genuinos para realizar sus inversiones. No recibirá subsidios del estado ni cobrará los combustibles más caros de la región, e incluso de buena parte del mundo, para financiar su plan de inversiones.
-Fomento equiparado de la producción de hidrocarburos «tradicionales» y «no tradicionales». Ambas producciones se realizarán de manera sustentable tanto desde lo económico como lo ambiental. Consensuar junto con las autoridades de aplicación provinciales una evaluación de impacto ambiental de producción hidrocarburífera. Se deberá garantizar las instancias de participación ciudadana y de los pueblos y comunidades originarias que afectan sus territorios.
-Programa de apertura de sus áreas a pequeñas empresas nacionales para potenciar la innovación. YPF hasta ahora hizo solo acuerdos con grandes petroleras orientadas a los «no convencionales». Pero las mayores innovaciones en el sector habitualmente las hacen pequeñas empresas (en términos petroleros). Por eso YPF debe encarar acuerdos con empresas innovadoras. Con las grandes petroleras se conseguirán fondos para desarrollar áreas pero ello no tiene por qué postergar al resto de las empresas. Son caminos complementarios. Es más importante este tipo de desarrollo para el empleo que «sostener los precios» porque los grandes demandantes de mano de obra son las pequeñas empresas. Los precios altos sostienen los beneficios para YPF, las nuevas oportunidades para las chicas fomentan el empleo.