El cambio climático se presenta como uno de los principales desafíos de este siglo. Sin embargo, sigue sin estar en la agenda pública de la política. Los impactos de este fenómeno se visualizan principalmente en modificaciones del sistema hidrológico, la disminución de los glaciares, el ascenso del nivel del mar y la acidificación de los océanos, y un incremento de la frecuencia y recurrencia de fenómenos extremos.
Esto trae impactos para nuestro país: en el sector agropecuario y la producción de alimentos; en la salud de las personas, al generarse nuevas condiciones propias para reproducción de vectores de enfermedades; en la infraestructura; en los déficits en la disponibilidad de agua dulce en algunas áreas; en procesos de degradación –muchos de ellos ya irreversibles– de nuestros ecosistemas y de los servicios que estos nos proveen.
Los impactos del cambio climático están potenciando una situación de vulnerabilidad económica, social, ambiental y política en el país y la región, que pone en riesgo la seguridad alimentaria, la seguridad humana y las condiciones básicas para la reducción de la pobreza. Es imprescindible repensar seriamente nuestro modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico sin limitaciones y en una mirada centrada en el corto plazo.
En este contexto, y complementariamente a nuestras ideas que ya presentamos sobre energías renovables, ordenamiento ambiental del territorio y gestión del riesgo de desastres; proponemos un Plan Nacional de Adaptación y Mitigación del Cambio Climático, que focalice en:
1. Promover un crecimiento económico bajo en emisiones, mediante innovación tecnológica, institucional y productiva;
2. Desarrollar medidas de adaptación efectiva a los impactos esperados del cambio climático, con la flexibilidad suficiente para adecuarse a las necesidades y características locales de cada región en particular.
3. Propiciar el cumplimiento efectivo de la ley de Bosques y la ley de Glaciares.
4. Adoptar una posición proactiva en la agenda internacional para fomentar un desarrollo global bajo en emisiones; y para articular las políticas globales con la agenda climática nacional.
5. Fomentar el desarrollo de empleos verdes y de actividades sensibles a un nuevo paradigma de desarrollo sostenible.
6. Fortalecer la institucionalidad vigente para poder hacer efectivo el cumplimiento de dichas políticas; entre otras cosas, mejorando la articulación de las políticas climáticas con otras políticas de desarrollo sectoriales, y fortaleciendo las capacidades locales de implementación de las políticas.