Voy a apelar la decisión de la Sala I de apartar al juez Bonadio:
La remoción del juez Bonadío de la causa Hotesur es la confesión de parte de la exitosa abogada y empresaria hotelera. Es la confirmación de nuestras sospechas. Los autores del lavado mandaron a planchar al juez. Lavado y planchado parece ser la receta para la impunidad en Argentina.
Inicié esta causa hace bastante tiempo. Hice el cotejo de las declaraciones juradas de la presidenta y las irregularidades que habíamos encontrado en la Inspección General de Justicia sobre las sociedades de la presidenta. Hace un mes presenté un pedido de ampliación, acompañada de las declaraciones juradas de la presidenta demostrando una cantidad de irregularidades, debilidades, contradicciones y, sobre todo, la existencia de una cantidad de sociedades pantalla a cargo de testaferros de la familia Kirchner.
Esa ampliación motivó las medidas dispuestas por el juez Bonadío en esta semana. Fue ir a buscar la documentación a Río Gallegos, a la sede de las sociedades de Valle Mitre e Ideas S.A., donde funciona la inmobiliaria donde trabaja Máximo Kirchner con Carlos Sancho y Osvaldo Sanfelice, quienes son los socios y gerenciadores de los hoteles de la presidenta.
El juez ya no tocaba el timbre en la puerta del poder: entraba a su casa. En la medida en que Bonadío se fue acercando cada vez más a la documentación que podía demostrar irregularidades y, tal vez, terminar corroborando la existencia de manejos ilícitos por parte de esas sociedades, fue incomodando seriamente al poder.
La decisión de la Sala I de remover a Bonadío es un fallo seriamente arbitrario. Tiene atribución para declarar la nulidad de un fallo del juez. Pero el exceso y el abuso de la Sala I está en la sanción que impone a Bonadío. Es una decisión tan excepcional que es imposible que un juez pueda ser apartado por una cuestión procesal menor. Lo que se le imputa al juez como violatorio de la defensa de las partes es haber convocado a un grupo de peritos para que lo asesoraran en cuestiones técnicas. Podría la Sala I haber dicho «eso estuvo mal» y haber declarado la nulidad de eso. Pero eso no justifica de ninguna manera el apartamiento del juez de la causa.
La Sala I es el brazo ejecutor de los deseos de la Casa Rosada. Es la misma que con un voto similar, dos por mayoría y Farah por minoría, desestimó la denuncia del fiscal Nisman. Es la misma Sala de la misma manera.
El poder aplica una sanción que opera como un mensaje disciplinador hacia otros. No es solamente busca apartar a Bonadío para que no investigue. Busca tener una justicia temerosa y disciplinada.
El poder cree que no tiene límite. Está seriamente preocupado por el avance de la investigación. Tiene las manos sucias. Una presidenta debería ser la primera en demostrar su decencia. Si no hay nada que ocultar, debería abrir sus documentos a la justicia y no poner obstáculos a la investigación.
Soy la denunciadora tanto en la causa original como en la última ampliación. Hice una presentación ante el juez Bonadío para ser querellante en la causa. Por eso mañana mismo voy a hacer la presentación de una apelación.
Si la mano de la justicia se ve impedida de llegar a la verdad, la mano del pueblo debe pesar en las urnas. Se necesita una sociedad que se plante a decir ¡BASTA! frente a los abusos del poder, la corrupción y la impunidad, un pueblo movilizado por un cambio ético y serio.
Si soy presidenta, voy a asegurar transparencia, justicia independiente, democracia sin impunidad, medidas de prevención y sanción de la corrupción. En la Argentina que queremos, el que las hace las va a pagar.