Abogada – Política – Diputada Nacional

EL CAMBIO MÁS ELOGIABLE: LA CONVIVENCIA POLÍTICA

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EL CAMBIO MÁS ELOGIABLE: LA CONVIVENCIA POLÍTICA
Por Margarita Stolbizer para Cronista.com
Margarita Stolbizer
Lindo número para pararnos a mirar este nuevo gobierno de Mauricio Macri, sin caer en la simplificación de valorar una gestión sin contextualizarla, sin intentar comprender lo que encontraron. Pero sobre todo, de lo que no se puede prescindir, es de intentar anticipar cuál es el camino que están abriendo para reorientar el destino de la Nación.Vaya entonces una primera observación sobre el tiempo precedente. Doce años es mucho tiempo, para un estilo de gestión que no voy a caracterizar ahora porque todos sabemos lo que fue y que dejaron marca en el funcionamiento del Estado y en el marco de las relaciones humanas. El deterioro de las instituciones, la laxitud de normas y controles, la pérdida de un sistema representativo, republicano y realmente federal. Nada de esto ha pasado sin consecuencias que nos van a atravesar por mucho tiempo. No olvidar que la ex Presidenta se negó a participar del acto simbólico de transmisión de mando; y eso es todo un reflejo de la falta de una transición que el nuevo gobierno tuvo que hacer (tal vez aún esté haciendo) ya en ejercicio.

El cambio dado más perceptible y elogiable es la nueva convivencia política que nos pone frente a una democracia renovada. El Presidente de la Nación en diálogo con líderes opositores, con gobernadores, legisladores, organizaciones, vecinos. Reuniones de Gabinete y ministros que llaman, convocan, consultan y están dispuestos a discutir con quienes pensamos diferente y a reconocer y cambiar cuando se cometen errores. ¿Parece poco ambicioso? No creo. Porque se va reconociendo una nueva cultura del respeto sin la cual no se puede sostener ningún proyecto de desarrollo y bienestar a futuro.

La nueva agenda internacional de la Argentina, no solo por la visita y el reconocimiento de la comunidad mundial, sino por el establecimiento de nuevas relaciones basadas en los derechos humanos, el respeto, la soberanía, las normas, etc. La agenda interna, compartida con gobernadores, un Congreso activo e íntegro en sus roles y el respeto por la independencia judicial. Otra vez, puede ser que tenemos la vara demasiado baja para medir a los que llegan. Pero despidiendo un Vicepresidente procesado por coimas, todo esto es como empezar a gatear.

La legitimidad del voto reciente, la desorientación y disgregación que vemos en el frente de la retirada, la confianza pública de la que son beneficiarios, no deberían hacerlos aflojar en el esfuerzo sino más bien al contrario: eliminar cualquier riesgo de parecido, de continuidad, de repetición, de anomia, de abuso. En algunos lugares no han hecho lo esperable.

Los errores repetidos y no excusables (decreto nombrando en comisión ministros de la Corte; Indec; insuficiente reforma de Ganancias; festejo por la detención de los prófugos cuando no sabían donde estaban, entre otros) fueron intentos de mostrar una autoridad que aún no habían ganado y que los muestra exageradamente dependientes del marketing. Temo que les preocupa más cómo los ven que cómo se muestran; lo que de ellos se dice que lo que realmente hacen.

Otra cuestión son las prioridades, que me paran en la vereda de enfrente. Demasiado apuro en hacer concesiones a grupos de poder económico (insostenible la quita de retenciones a las mineras) mientras que la inflación, la situación de trabajadores, salarios y empleo no parece merecer la misma urgencia. Decisiones del área de la seguridad que muestran claramente una vocación represiva antes que el foco en prevenir para evitar, escuchar para solucionar (decreto de emergencia con derribo de aviones, protocolo antipiquetes). O la convalidación del secreto en los contratos del Estado sobre los que ya habló la Corte (tantos años reclamando acceso a la información para terminar convalidando lo mismo que se cuestionaba). Estos no son errores. Son la expresión de una gestión que no tiene a la igualdad como horizonte ni a la ética como parte inescindible de la política. Estos son temas que definen el camino que construyen a futuro. La sociedad es la que debe recordarles ahora que estas cuestiones ni siquiera debían estar en su programa de gobierno votado por una importante mayoría. Porque esas cuestiones son propias de la vocación democrática, la gestión como servicio y nos cruzan por derecha o por izquierda a todos los que somos investidos de poder popular.