Stolbizer: «Lo mas grave de Argentina no es la corrupción sino la impunidad de los corruptos». «En otros países se sanciona el delito y los políticos deben rendir cuentas». «En Argentina se los premia y se los protege, como a Cristina kirchner en el Senado de la Nación». «Aun frente a crisis económicas como las que estamos viviendo, estamos obligados a no mirar para otro lado frente a la corrupción y el abuso de quienes gobiernan».
Buenos Aires, 15/05/2018 – El Juez Ercolini procesó ayer a Cristina Fernández de Kirchner, a sus hijos Máximo y Florencia, y a más de 20 personas por los delitos de asociación ilícita y lavado de dinero en la Causa Hotesur iniciada por Margarita Stolbizer del Partido GEN en el año 2014. Se ordenó además, trabar un embargo por $800 millones a cada uno de ellos.
La investigación judicial dio por comprobada la existencia de un circuito de flujo de dinero de origen ilegal entre las empresas de Lázaro Báez y los hoteles de la familia Kirchner. El origen ya ha sido investigado y se basa en las irregulares adjudicaciones de obras públicas en la Provincia de Santa Cruz, que permitieron a Báez, -de estrecha vinculación con los ex presidentes y que era solo un monotributista en el año 2003-, obtener ganancias por varios miles de millones. Entre ambos grupos pusieron en marcha un entramado societario para poner en circulación las ganancias obtenidas por la defraudación al estado, para reintroducirlas en el mercado con apariencia legal. Báez volcaba el dinero en sus diversas sociedades y éstas contrataban los hoteles de los Kirchner a quienes transfirieron sumas millonarias.
Stolbizer explicó que «los peritos realizaron un trabajo minucioso para desentrañar esos mecanismos que quedaron claramente expuestos con las transferencias bancarias entre las personas y las sociedades: los Kirchner compraron los hoteles con dinero sucio de la obra pública y también utilizaron esa actividad como pantalla para recibir la plata que les pagaban las empresas del grupo Báez. La maniobra demuestra un caso de corrupción claro y explícito, y el abuso de poder de los funcionarios en la creencia de su propia impunidad».
«Los hoteles sirvieron para recibir dinero de origen ilegal y el pago de los alquileres generaba la parodia de licitud para ingresarlos al patrimonio de la familia Kirchner. De allí, el dinero era sacado también de manera irregular, sin balances, ni distribución de dividendos, y era lo que cobraban personalmente luego de la muerte de Néstor Kirchner, su mujer -la entonces Presidenta Cristina Fernández- y sus hijos Máximo y Florencia.»
El Juez Julián Ercolini en el auto de procesamiento describe que (…)»se pudo comprobar cómo los imputados Fernández, Máximo y Florencia Kirchner, Lázaro y Martín Báez, Sanfelice, Berni, Manzanares, Andrés, Albornoz, Gelves, Mercado, Pereyra Arandia, Martín, Bringas, Mendoza, Jacobs, Ruiz y Leiva, a través de la estructura conformada a tal fin, posibilitaron con su accionar concreto que los fondos que eran obtenidos de forma irregular a través de las empresas pertenecientes al conglomerado de Báez, fueran conducidos hacia la actividad hotelera y con posterioridad, se integraran al patrimonio de la familia Kirchner. Todo esto, con el objeto de que pudieran disponer de ellos libremente ya que se encontraban «blanqueados» y en apariencia distanciados de su origen.»
La ex diputada del GEN Margarita Stolbizer, concluyó: «La forma en que saquearon el estado es la parte más importante del relato construido por el kirchnerismo durante sus 12 años de gobierno. Es necesario que estas cosas se sepan, se comprendan y se sancionen. No solamente por parte de la justicia, sino también de la política y de la sociedad. Como una forma de sanear nuestro sistema político e institucional. Si los funcionarios que cometen delitos -los que son responsables del empobrecimiento, el retraso, la exclusión y hasta la muerte de muchos argentinos, como consecuencia del desvío de recursos públicos hacia los bolsillos privados-, no tienen la sanción y el rechazo, estaremos condenados a que estas conductas se repitan. El fallo y los juicios que se van a sustanciar nos dan la oportunidad de no mirar para otro lado y de hacernos cargo de las transformaciones éticas que necesita la argentina».