Ayer a la mañana tomaba un café con mi amigo Jaime Linares en el Aeroparque mientras esperábamos subir al avión rumbo a Tucumán. A la tarde tuvimos una reunión con jóvenes para analizar una propuesta sobre acceso a la Primera Vivienda. Y hoy tendremos el Primer Encuentro Regional del FAP (Seguimos en movimiento – Argentina somos tod@s). También Binner viajaba con nosotros.
En esa charla Jaime me dijo que había recibido comentarios sobre mi «dureza» de consideración hacia el gobierno de CFK.
Me quede pensando. Realmente es así. Fui explorando para preguntarme si esa observación se relacionaba con alguna desproporción en mis expresiones.
Claro, este Gobierno tiene muchas cosas que me enojan. Que me enojan mucho. Que me movilizan por indignación.
Antes esos enojos eran más esporádicos. Pero en los últimos años son demasiado frecuentes. Y cada vez más fuertes. En relación con lo graves que considero sus acciones.
Me pasa sobre todo desde ese escándalo que hoy parece olvidado y que fue el de la “Mafia de los medicamentos»: funcionarios, empresarios y sindicalistas que, para ganar dinero, truchaban medicamentos para enfermos terminales. (recordemos además, con varios muertos en el medio). Me pareció que pocas cosas podían haber más graves. Sin embargo, luego me di cuenta que lo más grave es cuando frente a eso, termina NO PASANDO NADA.
Más cerca en el tiempo, la estafa en dineros, derechos y esperanzas que es la causa de la construcción de viviendas sociales (para los más pobres) puso al desnudo la trama delictiva entre Shocklender, las Madres de Plaza de Mayo, funcionarios de Infraestructura. ¡De lo peor! Pero la causa, ¡en manos de Oyarbide! Poca esperanza.
Y como si tuviéramos poco, Cristina impulsó la Ley Antiterrorista y mandó a reprimir las movilizaciones antimineras.
Hoy BOUDOU es Presidente porque ella está fuera del país. Es difícil no enojarse son todo lo que ha pasado estos días, desde el allanamiento al departamento del Vice donde vive Vandenbroele (o por lo menos paga las expensas y el cable). El mismo señor monotributista que recibió un negocio millonario del Gobierno para imprimir billetes. Y que a su vez recibió «un préstamo» de otra empresa que es contratista del Estado y casualmente, propietaria del departamento donde vive el Sr. Amado.
¿No son más que suficientes razones para enojarme?
Bueno, pero como estaba contando, me puse a pensar sobre esa observación que me había hecho Jaime.
Y entonces subimos al avión que es de estos últimos que ha comprado Aerolíneas: muy bueno. Creo que nunca me toco un avión tan confortable, agradable, en ningún vuelo doméstico (como este) dentro de los Estados Unidos. Y aseguro que la vianda es mejor que la de cualquier vuelo de American.
Estaba sin culpa en este pensamiento tan positivo -procurando no caer en la tentación de pensar en el déficit de la empresa o en las veces que usaron aviones para pasear a los amigos de La Cámpora, porque eso sí que sería sucumbir a la cultura Gorila- cuando decidí conectarme a los entretenimientos que ofrece esta aeronave.
Salteé Los Simpson y los cocineros de la TV pública, y me detuve en el Programa de Adrián Paenza (propaganda ultra k de alto nivel). Allí conocí los telescopios de San Juan y escuche a un físico de la Universidad de San Martin. Y tal como anuncia el periodista matemático, pensé lo bueno que es encontrar en el canal del Estado un espacio dedicado a la ciencia.
Y volví a triunfar por no dejarme caer en los malos pensamientos sobre los gastos discrecionales de la publicidad oficial y el uso de los medios PÚBLICOS para la propaganda oficialista.
Me hizo feliz entonces haber podido reconocer algunas expresiones de buena gestión (siempre me pareció que el área de la ciencia y la técnica lo era) y decidí que lo haría público para poder salir de esa «dureza» que algunos me adjudican, matizando con algunas buenas ondas. El avión y Paenza, ¿quedó claro? No todo está mal en la Argentina de Cristina.
Ahora ya estamos en TUCUMÁN y algunas nubes vuelven a cruzarse en mi camino: el conflicto con los trabajadores de la salud aun no está resuelto, la pobreza y la mortalidad no han bajado. Los desechos industriales sin control siguen contaminando los ríos de la zona.
Hasta aquí llego. Seguro mañana saldrá el sol.